Al cuestionar los dogmas de movimiento moderno, el postmodernismo demostró que en la arquitectura contemporánea existe un lugar para las formas y que estas no son solo consecuencia de la solución racional funcionalista de los problemas. Esta polémica ha dado origen a diversos estudios arquitectónicos acerca del predominio de la función sobre la forma y viceversa entre los que destaca el de Joao Rodolfo Stroeter quien analiza la teoría funcionalista como punto se apoyó de la estética arquitectónica y de la arquitectura como lenguaje, con el fin de establecer una diferenciación clara entre función utilitaria y función simbólica, que permita tanto a los profesionales de la arquitectura como a los futuros arquitectos, comprender a preciar y juzgar las múltiples maneras en que forma y función interactúan.