La palabra “poesía” ha ido perdiendo dignidad que solo consigue, valgan verdades, mientras sea que nosotros se la otorguemos. Calibrar
una situación poéticamente equivale, en parámetros obcecados, a colocarse en las antípodas de la razón, concepto último que aún no pierde su buen nombre. La mirada poética del mundo fue abriéndose paso
desde los inicios del siglo 19 en las mejores mentes de Occidente (sin
que por ello se convierta en enemiga de la razón), para traspasar las
fronteras de lo meramente versal hasta llegar al concepto holístico del
mundo que afirmaron las observaciones de la flora y la geología de un
Humboldt o, más dramáticamente, la de un Darwin cuando intuía un
parentesco entre las criaturas que reptaban y sobrevolaban las rocas
de las Galápagos. Procuro reivindicar esa mirada poética (con toda
la modestia del caso) con la otra mirada del animal y la muy singular
“mirada” del ayahuasca y otros enteógenos. Los “avistamientos” del
título de este libro, son justamente los de aquellos que nos observan
a nosotros, los animales humanos, en medio del boscaje racional que
nos ha mantenido ocultos por cientos de años.
Mi anhelo no es otra cosa que ser descubiertos por la poesía del animal y la poesía del ayahuasca. La retórica de los mejores poemas no
son otra cosa que el esqueleto del animal que podemos ser, que aún
estamos en condiciones de devenir. Espero que este libro ayude a
asperjar las sombras del bosque que hemos erigido con soberbia, a
hacer entrar la luz y dejarnos descubrir.