Apostar por el periodismo podría sonar como a una partida que no se sabe su se pueda ganar o perder. Sin embargo, cuando se juega, siempre se pretende triunfar. Arriesgando o no, es vital conocer qué sucede con los periodistas y comunicadores sociales de hoy, tachados por algunos irreverentes, irrespetuosos, improvisados, viciados de descuidos, errores, fallas y equivocaciones elementales.Como muchos creen que cualquier persona puede ser periodista, la reportería ciudadana y los comunicadores improvisados se involucran en una tarea empobrecida por su informalidad. El hecho acrecienta el problema. La profesión, el oficio o la ocupación, como lo quieran llamar, se enlaza a internet para continuar posicionado, pero los únicos que lo pueden transformar son los periodistas comprometidos.El autor entrega, además de algunas crónicas representativas de su ejercicio periodístico, las herramientas que posibilitaran abrir la brecha para una profesión digna de sostenerse y que, según Albert Campus, es la más bella del mundo. ¡Cale la pena apostar al periodismo!Como muchos creen que cualquier persona puede ser periodista, la reportería ciudadana y los comunicadores improvisados se involucran en una tarea empobrecida por su informalidad. El hecho acrecienta el problema. La profesión, el oficio o la ocupación, como lo quieran llamar, se enlaza a internet para continuar posicionado, pero los únicos que lo pueden transformar son los periodistas comprometidos.El autor entrega, además de algunas crónicas representativas de su ejercicio periodístico, las herramientas que posibilitaran abrir la brecha para una profesión digna de sostenerse y que, según Albert Campus, es la más bella del mundo. ¡Cale la pena apostar al periodismo!El autor entrega, además de algunas crónicas representativas de su ejercicio periodístico, las herramientas que posibilitaran abrir la brecha para una profesión digna de sostenerse y que, según Albert Campus, es la más bella del mundo. ¡Cale la pena apostar al periodismo!