En un mundo donde predomina la imagen, la sensación de pérdida de la lectura escrita invade a los mayores. La lectura del diario ofrece valiosos argumentos que invitan a ponerlo al alcance de los escolares. Este libro recoge una experiencia realizada a partir de los programas que toman a la prensa y a la escuela como posibles aliados en la enseñanza y sugiere propuestas de trabajo para los maestros que quieren sumar el diario a sus clases.