En la actualidad es muy común observar a los directivos pasar largas horas en sus oficinas sentados frente a una computadora, participando de extensas reuniones, realizando tareas administrativas o apagando incendios, tarea que se ha transformado casi en un hábito. Por esta razón los directivos dedican cada vez menos tiempo a las labores pedagógicas, es decir, a trabajar junto a sus docentes.
Si los directivos destinan la mayor parte del día a la resolución de situaciones inesperadas, habría que pensar que algo se está haciendo mal; y que sin duda, se ve reflejado en su gestión. La idea sería comenzar a trabajar para que el apagar incendios sea la excepción y no la regla.