Para una correcta gobernanza es necesario conocer el territorio. Describir los inmuebles y las relaciones que los unen a las personas. Para ello hay que catastrar.
La relación de la sociedad con el territorio está cambiando, y cada vez lo hará más y más rápidamente. Nuevas tecnologías, reducción de costos, mejoras en materia de capacitación y procesos de socialización, han propiciado su redescubrimiento, su renovación y su adecuación a las demandas, inmediatas y futuras, de la sociedad que lo costea y explota.
Para que el Catastro no pierda su relevancia como fuente de información ha de adaptarse, pero siempre dentro de los principios que lo caracterizan: seguridad, robustez del modelo, confiabilidad, transparencia, accesibilidad y eficiencia. Ha de concebirse la gestión catastral como un proyecto de Estado que garantice la universalidad, la estandarización y la interoperabilidad de la información. Los modelos, adecuados a la realidad nacional, han de ser universales y unificados, pues el territorio lo es. Cuestión aparte es quien lo ejecute, conserve y explote.
El “nuevo ciudadano” exige más y mejores servicios, transparencia en todas las gestiones y una participación activa en el proceso, que debe mostrarse no solo en la eficiencia de los procedimientos, sino en la confianza en el mismo; especialmente cuando se entra en el ámbito de la gestión tributaria.
Hay que ser conscientes de que el Catastro 4.0 está aquí, no es futuro. Por lo tanto, las Administraciones Públicas y ciudadanos han de ser consecuentes con esta realidad, no obviarla, sino potenciarla y aprovecharla en beneficio de una mejor gobernanza.
Hay que catastrar para conocer, conocer para actuar, y actuar para mejorar; por lo tanto, el Catastro es el sustrato indispensable para un desarrollo socioeconómico sostenible, en el que se reconozcan las peculiaridades de los bienes y de los titulares que esgrimen derechos sobre ellos.
Este texto, fruto de la experiencia de más de treinta años en consultoría, enseñanza y práctica en campo, permitirá al lector formase una idea clara de los procesos a desarrollar en el diseño o perfeccionamiento continuado del modelo catastral, las tecnologías aplicables, los problemas y soluciones ad hoc, la búsqueda de una coordinación interadministrativa eficaz; así como de las responsabilidades que han de asumir los gestores de esta universal base de datos georreferenciada del territorio.
