Traducido también como Malestar en la civilización, en la obra de Freud, la vacilación entre los términos "civilización" y "cultura" encubre bastante más que un problema de traducción.
Freud muestra que la pulsión de muerte obra en el proceso de civilización, y no excluye siquiera la hipótesis de la autodestrucción de la cultura. No obstante, no es seguro que sobrevenga lo peor... Después de la desaparición del hombre bárbaro y del borramiento del hombre civilizado, ¿llegará un día en que el mundo esté habitado por una tercera especie compuesta de individuos pacificados? Freud nos enseña más bien que el hombre está condenado a la guerra y a la errancia al precio del deseo y de la muerte. Y desnuda el malestar de la política, la imposibilidad de encaminar a los hombres por la vía de la "felicidad de vivir juntos", así como los riesgos que resultan de esa imposibilidad.
