La autora plantea que, para mejorar la calidad y la equidad de la educación, dos grandes problemas de las naciones contemporáneas, es preciso contar con un trabajo muy cualificado de los profesionales de la educación, y para ello, es necesario atender a otra problemática actual: la insatisfacción laboral en un importante sector del profesorado y su relación con la vida institucional. Sostiene que es imprescindible revisar tres procesos que tienen gran trascendencia en la vida institucional.